SOPA DE PIEDRAS (Adaptación de un cuento popular)

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Dicen que hace mucho tiempo, un pais pasó una larga y dura guerra.

Como podéis  imaginar en las guerras siempre hay envidias y rencores. Pero sobretodo no hay pan para comer. Se pasa mucha hambre. No se recoge el trigo, no se hace harina y la gente se muere de hambre.

Un 25 de diciembre, Navidad, cuando en este país ya se había acabado la guerra, un soldado llegó a un pueblo de montaña. Su aspecto no era demasiado bueno y se notaba en su cara el cansancio del camino.

Muerto de hambre llamó a la puerta de la primera casa que encontró.

-           ¿Señora no tendrá un mendrugo de pan para este pobre soldado que viene de la guerra? Recuerde que estamos en Navidad

-           Pero ¿ qué te has creído? ¿Te has vuelto loco? ¿Cómo te atreves a pedir pan? ¡Vete, aquí no se te ha perdido nada!

Con un empujón lo echó de su casa. ¡Pobre soldado! Lo probó en una y otra casa y de todos obtenia la misma respuesta. Nadie quería saber nada de él. Nadie le ofreció ni un triste trozo de pan.

El soldado no se rindió y recorrió el pueblo de arriba abajo en busca de alimento. Al final encontró a unas niñas que estaban jugando en el lavadero del pueblo y les dijo:

-           ¡Oye! ¿habeis probado alguna vez una sopa de piedras?

Las niñas se rieron porque creyeron que se trataba de una tonteria.  Pero unos niños que estaban allí cerca, adornando el árbol de navidad, corrieron hacia el soldado.

Lisa: Soldado, ¿te podemos ayudar?

Soldado: ¡Claro que sí! A ver... necesito... que me traigais una olla bien grande, agua, y un puñado de piedras del rio. ¡Ah! No olvidéis de traer la leña para el fuego.

En un periquete, los niños y las niñas trajeron todo lo que el soldado les había dicho. Encendieron el fuego, pusieron la olla encima y la llenaron de agua y piedras. El agua empezó a calentarse. Los niños estaban impacientes y se decían:

Josué: ¿Podemos probar la sopa?

Soldado: Tranquilos, tranquilos todavía falta un poco.

La sopa se habia ido calentando y al rato el soldado probó metiendo el dedo.

Soldado: ¡Mmmmmm! ¡Qué buena! Pero me parece que le falta un poco de sal.

-Núria: Pero si yo tengo sal en casa. Voy a buscarla. Ahora vengo.

Fue corriendo hacia casa y a escondidas de su madre cogió la sal y la trajo al soldado que la echó en la sopa.

Soldado: ¡Está de rechupete! Pero yo diría que le falta un poco de tomate..

Luís: Yo tengo en casa. Voy a por ellos. Enseguida estoy aquí.

Soldado: ¡Mmmmmm! ¡Espléndida! Estos tomates son de primera. Lástima sí tuviesemos unas patatas...

Diana. ¡Yo! Yo las traigo. Mi madre las tiene guardadas en el sótano.

Y aquellos chicos y chicas fueron trayendo cosas : lechuga, patatas, arroz y hasta trajeron un trozo de pollo.

Cuando la olla estaba bien llena lo removió todo y al final el soldado lo provó y dijo:

Soldado: Mmmmmm ¡qué sopa tan buena! La mejor sopa de piedras que he hecho en toda mi vida. Venga, chicos, chicas, vamos a avisar a toda la gente del pueblo. ¡ Basta de tanto egoismo! ¡Basta de puertas cerradas! ¡Qué traigan platos y cucharas! Entre todos repartiremos esta sopa.

Hubo para todos. Nadie se quedó sin sopa.


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enlace al video:  https://youtu.be/NPPbV5g7voU